31 octubre 2008

Dejate llevar


Y él se deja llevar, contemplando sumiso como ella con premeditada lentitud desabrochaba los botones de su camisa.


Cierra los ojos y dedica todos sus sentidos a esas manos, que pasean reconociendo una y otra vez el camino, de ida y vuelta, que tan bien ella conoce.


Desdibujando con cada caricia una a una las huellas de su autoestima, se dedica a él durante esos minutos que son horas, desnudando su cuerpo de miedos y dudas hasta devolverle el corazón saciado a sus labios y lo llena de los besos que no le había dado por tanto tiempo.


. ..Y ella quiere creerle, como ayer cuando bebía a cada rato las líneas de su mano buscando su lugar en ellas. La tarde pasa sin prisa mientras la calle ruidosa los reta a un duelo. Gana. Sus voces se pierden entre motores, ladridos y rumores.


Éste cigarrillo y me voy. Te aviso. Hoy no puedo quedarme hasta tarde, mi mundo real me espera, me dice. ¿Y mañana? Tampoco. Tene paciencia... Lo siento, de esa ya no me queda, es lo que deseo contestarle.


Mientras se alejaba de él con paso firme y el corazón sexy anestesiado, le oye despedirse con una promesa: mañana podremos dejarnos llevar más.


Sus palabras como lazos que aún no me atrapan, veneno que no engaña... Un nudo por garganta, un estómago con nauseas, un sexo que sangra.


Mi lenguaje a veces parte del deseo, mi idioma es el de los sueños.