Hace tiempo que ando entre dos mundos que se dan la espalda y dos vidas que se empeñan en no saberse, que lo perverso no es querer caminar más allá de los límites de lo permitido o establecido sino contener la ansiedad de explotar e ir hacía lo extraño.
Esquivo las llamadas perdidas de personas a las que todavía no he contestado y gozo de este instante de inspiración que me lleva a darme cuenta que llevo sin decirte que te quiero demasiadas horas, demasiados post sin decir que te extraño al que fuiste, al que estás siendo, al que serás…aún sabiendo que decirlo no cambia nada, no suma nada.
Cierro mis ojos y me veo girando a tu alrededor mientras los tuyos con pasión disimulada parecen ir, uno a uno, quitando los velos que encierran mi cuerpo y mi alma.
Te pido que bailemos sin parar hasta hacer que la distancia caiga rendida a nuestros pies, sublime excusa para rozar tu cuerpo y tu abrazo se ajuste a mi cintura.
La cercanía de tu cuerpo me recuerda el deseo, maleficio sin escapatoria mientras estamos juntos. Me encuentro desnuda al lado tuyo sintiéndome un poco más yo.
Podría despertar mañana y prescindir de la palabra para siempre aunque lo cierto es que hace días que no escribo por un desnudo silencio de mi piel que azota mi garganta con el suave gemido del desencuentro.
…Y vivo un poco sintiéndome alejada de vos
