Hace algún tiempo alguien me inició en un ritual de seducción y sexo, me dió la posibilidad de conocer y conocerme a través de placeres para mi hasta ese momento desconocidos.
Me enseñó los caminos del gozo y el disfrute desde su cuerpo y el mío, descubrió y develó para mi la esencia que llevaba y tenía tapada solo dándome la libertad que necesitaba para sentir.
Me mostró que debemos recorrerlos lentamente, saboreándolos, disfrutándolos, ya que la meta es efímera y lo dulce y sabroso es el recorrido hasta ella.