13 julio 2008

Sin preámbulos


Quisiera hacerte el amor sin contemplaciones, sin preámbulos, simplemente ser tuya, sin pausas ni preguntas.

Saborearnos y disfrutar el momento, sonreir tranquilamente, arrancarte la ropa y recorrer tu piel, apoyarme en tu pecho y disfrutar de mi poder sobre vos.


Detenerme en tu piel como si fuera la primera vez, morder tus labios, besarte y perderme mientras me posees con ansia, con fuerza y premura. Tener tus besos, un beso que me llegue a lo más profundo del corazón, que me robe el alma, un beso suave, lento, pausado, un beso que recorra cada rincón de mi ser, un beso que signifique todo y nada, que prometa sin conceder, un beso húmedo, fresco, salvaje

Te escucharé gemir y, sin que puedas hacer nada gozaremos el momento, sin saber como te llamas ni como me llamo, inventaremos mil formas de hacer el amor y en tan solo unos momentos nos perderemos en la pasión.


Te amaré y te odiaré al mismo tiempo, te poseeré y te dejaré, me fundiré con vos y me extraviaré en la fantasía de tu cuerpo.

Tu indiferencia no es lo que me mata , lo peor de todo es la falta de razón.

07 julio 2008

Imaginando por no ver


Imaginemos que podemos arrancarle un poquito de locura a esta historia, que es la primera vez que me mirás y aún así te sigue gustando eso que ves en mi.


Imaginemos que el tiempo viene y no va, que nunca se nos fue.

Imaginemos que estamos sobre un escenario representando la obra de nuestra vida con el papel de farsantes de profesión o solo amantes desconcertados ejecutando abrazos disimulados, robándole caricias a destiempos de la ilusión, cómplices de los tequieros sinceros con mentiras cien veces sostenidas.

Imaginemos que logro envolver la incertidumbre que abrasa el instante para apuñalar los ecos adormecidos del cuerpo, para que por tu boca abierta no escapen de golpe todas tus renuncias y puedan morder la risa de la culpa

Imaginemos que es la primera vez que nos amamos, que nos abrazamos y que de pronto te sentis un poquito mío... y yo puedo decirme un poquito tuya.

Imaginemos, que en nuestra búsqueda permanente, reencontramos el sueño que nos lleve de vuelta a la intimidad que descubrimos alguna vez, de regreso a ese lugar que un día habitamos.

Imaginemos otra vez la embriaguez de los besos, la cordura de nuestros cuerpos que desvisten nuestras respiraciones que se buscan para compartir la asfixiante impaciencia de la piel.

Imaginemos que le resto fuerza a la necedad y quito los huecos que nos confunden como siempre, para abrazar los finales sin distancia.

Imaginemos que vuelvo con un sabor a renuncia añeja sonriéndome amargo en la boca y el equipaje lleno de todas las esquinas en las que falsifiqué mi firma con “algún día volveré” sabiendo que estoy empezando a decirte adiós sintiendo lo que digo.